Había oído tan bien hablar de Mercado Provenzal de aquí de
Sevilla, que cuando tuviera la primera ocasión me pasaría por allí sin
pestañear. Precios baratos y buena cantidad era uno de los comentarios que
había leído por ahí, y un lleno absoluto diario era lo que me habían contado.
Tenía que probar ese sitio, sí o sí.
Llegó la ocasión y fuimos por la Plaza de la Encarnación
buscándola. Ese día el sol hacía acto de presencia y nos vino estupendamente
para poder estrenar la primera terraza para nosotros de lo que llevamos de
primavera.
Dicho y hecho, el precio era el barato que me habían
comentado: cerveza 0,40 céntimos, montaditos y tapas desde 0,90 céntimos.
Vamos, bastante asequible para los bolsillos descosidos que andan paseamos por
la ciudad.
Por lo que me había informado, en poco tiempo, se habían
adueñado de la ciudad. Empezaron abriendo un establecimiento y en nada, ya van
por 6 y, subiendo sin descanso.
Pedimos en la barra porque nadie quería salir -por lo visto
habían escogido la idea de las grandes franquicias de ir, pedir y llevarte a la
mesa-. El local en sí tenía un aspecto de taberna que no terminaba
de convencerme. Aparte de ser bastante sobrio y de decoración no muy adecuada. Pero como solo estuve allí dentro un par de minutos; el tiempo de esperar a coger la bebida y marcharme a la terraza, donde el sol alimentaba el brillo de una cerveza de 40 céntimos.
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