
Todo el mundo sabe que son unos vegetales muy sanos para nuestro organismo, ya que aparte de aumentar la fuerza muscular, mejora la visión, ayuda a mujeres embarazas, favorece el tránsito intestinal por su elevada concentración de fibra y además, ayuda a prevenir enfermedades degenerativas, cardiovasculares o el cáncer.
Pero por todo lo bueno que pongamos, las espinacas aun siguen siendo un alimento desplazado por la sociedad. La suelen atribuir para adelgazar o lo tachan de un alimento soso y sin gracia. O, en general, que no gusta.
Pero por esa razón, he querido hacer una receta donde la espinaca es la protagonista y no parezca tan sosa y guste a todo el que la coma.
Ingredientes:
Masa quebrada
4 huevos
300ml de nata
250ml de leche
250g de pollo
150g de espinacas
1 cebolla
1 zanahoria
100g de crema de queso
Vino blanco
Nuez moscada
Pimienta molida
Sal
Aceite de oliva
Preparación:
Primero precalentamos el horno a unos 180ºC. Sacamos la masa quebrada y la colocamos en el molde con papel para horno. Pinchamos la base con un tenedor y ponemos unos 10 minutos a que se haga un poco la base.
Mientras tanto, calentamos un poco de aceite en una salten y empezamos a sofreír la cebolla y la zanahoria en trozos pequeños. Una vez dorados, añadimos el pollo troceado en láminas de un par de centímetros. Doramos y echamos vino blanco. Esperamos a que reduzca e incorporamos la espinaca.
Después añadimos el queso, la nata, la leche y los huevos. mezclamos bien y salpimentamos y rallamos la nuez moscada. Una vez que tengamos la mezcla, la dejamos reposar hasta que la masa esté lista.
Una vez lista la masa, incorporamos la mezcla en el interior y la metemos en el horno a 180ºC durante unos 30 minutos.
Unos diez minutos antes, le añadí unos huevos de codorniz para decorar. Aunque también suelo añadirle queso rallado por encima.
Espero que os haya gustado y a empezar con sabor y energía la semana!
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