En mi familia, siempre se han llevado los guisos -platos de cuchareos- por bandera. Recuerdo que mi madre cogía y asignaba para cada día de la semana un tipo de guiso o potaje diferente; - hay que comer de todo que quepa en la cuchara-, suele decir.
Yo no quise ser menos y he seguido sus pasos. Me encanta un buen guiso que se aprecie, y sobretodo, hacerlo; así que aquí coloco una receta que me gusta bastante:
300g de carne de cerdo 150g de champiñones 1/2 pimiento verde
4 patatas medianas 1 cebolla 1/2 pimiento rojo
2 dientes de ajo 1 tomate maduro laurel
sal pimienta aceite
vino blanco
Picamos en brunoise la cebolla, los pimientos, los dientes de ajo y el tomate -pelado previamente-. En una salten sofreímos la cebolla y el ajo, posteriormente agregamos el pimiento en el tomate. Dejar que todo se vaya pochando y cogiendo un color dorado.
Aparte, cortaremos la carne en un grosor aproximado a unos 2 cm. Lo incorporamos a la elaboración anterior, rehogamos y regamos con vino. Salpimentamos y le echamos la hoja de laurel.
Como no encontré champiñones naturales, tuve que servirme con una lata de éstos. Les escurrí el caldo y los añadí a la cacerola.
En un sauté, con abundante aceite, vamos friendo las patatas cortadas a dados. Reservar, y una vez que la carne esté tierna, incorporar a ésta. Dejar unos minutos que se empapen de la salsa y dejar que repose todo tapado.
Ya estará listo para comer, después de espolvorearle un poco de perejil por encima.
Buen provecho ;)
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